Motivación y Felicidad


En la sociedad de hágalo más rápido -corra más rápido, gane dinero más rápido, sea feliz más rápido - se impone un ritmo que poco o nada tiene que ver con la realidad esencial de nuestro ser. Todo cambia muy rápidamente, de forma programada incluso: El modelo de móvil que hace dos meses era una innovación absoluta, corre el peligro de quedarse obsoleto en dos meses más. El I+D de todas las multinacionales trabaja intensamente para no quedarse atrás en la carrera y no perder cuota de mercado. Y todos bailando al son, o casi todos.

Pero hay otras personas y filosofías. Por ejemplo me vienen dos así de sopetón a la memoria: el Slow Food -comer lento- y el Mindfulness - atención plena. Filosofías o modos de hacer en los que el tiempo se ensancha y agranda, en los que el ser y estar profundiza la relación que mantenemos con nosotros mismos y con lo que nos rodea, sean seres u objetos. Y entonces, surge un cierto desacuerdo con la rapidez y velocidad que viene impuesta. El Camino se hace más intenso, y cada mínimo detalle adquiere una profundidad inabastable.

Después de todo, tanta prisa... ¿ para qué? ... ¿Sirve acaso para acercarnos a nosotros mismos? ¿Para alcanzar sueños? ¿Para convertir deseos en realidades? ¿ Para colaborar con los demás? ¿ Para crecer como Personas?. ¿Nos hace sentir BIEN?

Se prioriza desde la concepción de la prisa una motivación extrínseca: hacemos esto o aquello por el "premio", por el "beneficio", por la "evitación de lo negativo", así que cuanto más rápido mejor....Olvidamos, desde esa perspectiva, que el verdadero premio es el esfuerzo, el aprendizaje, el cada paso, el cada instante. La motivación intrínseca, aquella que surge desde dentro sin esperar nada a cambio, es quizás más poderosa y certera al no ceder a un cierto "chantaje" exterior: Hago esto porque quiero. Lo hago convencido. Fluye desde dentro de mí. Y entonces, extrañamente me siento FELIZ...aunque "no" hay premio inmediato.

Y sin embargo desde este planteamiento de la paciencia y la constancia, "pongo fundamentos". Me construyo. El pasado y mis experiencias se convierten en un punto de referencia del que puedo aprender y a partir del cual puedo y quiero mejorar, crecer, desarrollarme. Saboreo entonces la verdadera MIEL, el verdadero ÉXITO: el proceso de Transformación Personal.

Y mientras tanto, sin prisa, trazo y tacho marcas en la cáscara de mi huevo por cada instante vivido, cada emoción sentida, cada acción ejecutada, cada pensamiento meditado; con la absoluta confianza de que cada una de ellas me acerca al momento de la Eclosión final que me libere de creencias y limitaciones que no son mías...

No seas esclavo de tu pasado, sino arquitecto de tu Futuro. (R.Sharma)


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