Corazones Valientes

 


En momentos de dificultad —cuando escasean los recursos, las ayudas, la compañía o la esperanza— es fácil dejarse arrastrar por el miedo o la resignación. Sin embargo, hay quienes, aun sintiendo ese mismo vacío, eligen algo distinto: escuchan su corazón y dan un paso en la dirección que resuena con su verdad más profunda. A eso yo lo llamaré valentía. 

La psicología ha intentado comprender este impulso desde distintas perspectivas. Abraham Maslow, uno de los teóricos más influyentes, propuso que, una vez satisfechas nuestras necesidades básicas, emergen otras más elevadas: la necesidad de autorrealización, de vivir con propósito y plenitud. Elegir el camino del corazón es, en ese sentido, un acto de autorrealización: una decisión que busca sentido por encima de la comodidad. 

Viktor Frankl, psiquiatra y sobreviviente del Holocausto, fue más allá al afirmar que el sentido de la vida puede ser una fuerza tan poderosa que permite a las personas sobreponerse incluso al sufrimiento más extremo. No se trata de ignorar el dolor, sino de encontrar en él una oportunidad para crecer y descubrir quiénes somos en lo más profundo. 

Para quienes hoy sienten que el mundo se desmorona, esta puede ser una clave: escuchar el susurro del corazón, esa voz interior que no grita pero insiste. A veces el camino del corazón es el más empinado, pero también es el que nos lleva más lejos. No es fácil, pero ahí está la belleza: en la elección consciente de avanzar, incluso con miedo. 

Porque ser valiente no es no tener miedo. Es actuar con amor a pesar de él.