Hay momentos en la vida en los que una gran ola se alza
frente a nosotros. Puede ser un desafío emocional, un cambio inesperado, una
meta ambiciosa o muchas otras cosas... Ante ella, tenemos básicamente dos opciones:
resistirnos… o fluir.
Mihály Csíkszentmihályi, psicólogo húngaro-estadounidense,
dedicó décadas a estudiar esos momentos en los que estamos tan concentrados,
tan presentes y conectados, que todo lo demás desaparece. A ese estado lo llamó
flow. La Teoría del Flow describe una experiencia óptima donde hay equilibrio
entre el nivel de desafío y nuestras habilidades. No hay ansiedad, solo claridad, motivación interna y acción sin sensación de esfuerzo. Como
surfear una gran ola con plena confianza.
Cuando fluimos, no luchamos contra la vida. Nos entregamos
al presente, aprovechamos la energía del reto, y desplegamos lo mejor de
nosotros mismos. Fluir no es rendirse. Es confiar. Es actuar desde la
experiencia, desde la calma, desde la certeza interior de que, aunque la ola
sea inmensa... nosotros también lo somos.
Las grandes olas llegan para revelarnos de qué estamos
hechos. En vez de huir de la ola, la tomamos y surfeamos con ella. Nos
alineamos con su ritmo. Y así, la energía del desafío se convierte en nuestro impulso. No es magia. Es una danza entre lo que la vida nos pide… y lo que somos
capaces de dar.
La gran ola es una parte de tu camino. El principio de la
orilla que sueñas. Confía en ti, fluye con ella. Esa gran ola puede ser tu gran aliada.